martes, 29 de junio de 2010

Virgin Steele en Buenos Aires: concierto épico e histórico en El Teatro de Flores


Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fecha del evento: sábado 19 de junio de 2010. Por primera vez en 30 años ininterrumpidos de carrera, Virgin Steele pisaría suelo sudamericano, y el lugar elegido era El Teatro de Flores, ubicado en la zona centro-oeste de la Ciudad de Buenos Aires. Formada en Long Island, Nueva York, en el año 1981, la banda no haría otras presentaciones en Sudamérica, lo que daba un carácter único a la fecha, una cita que muchos fanáticos del heavy metal tradicional ochentero no podían dejar pasar. El evento, organizado conjuntamente por el Metálica Zine e Icarus Music, contó con la actuación de cuatro agrupaciones invitadas, cuya participación fue un auténtico reconocimiento a la trayectoria y a la perseverancia de músicos que vienen batallando desde hace años en la escena under nacional. A continuación, la crónica de una jornada inolvidable, la noche en la que Virgin Steele encendió su llama en Sudamérica.


Malacara

Minutos pasadas las 17 hs., mientras los músicos de Virgin Steele finalizaban su sesión de autógrafos con los fans en una sala contigua, Malacara pisaba las tablas para ofrecer una enérgica descarga de heavy metal tradicional de corte ochentero. Afianzados en su formación de trío, tocaron un puñado de temas propios, entre los que recuerdo uno llamado “Para aquellos que están en el metal”.

Jorge Chiossoni


Es para elogiar el sentimiento que estos muchachos demuestran al tocar, algo que lograron transmitir a la gente, que observó con entusiasmo el show y los despidió con aplausos. Malacara cerró su actuación interpretando el clásico de Barón Rojo “Resistiré”.



Ocupando el segundo lugar de la grilla y representando a Rosario, Trident marcó un nuevo hito en sus 16 años de carrera. Si bien en los últimos años hubo algunos ejemplos, no es habitual que agrupaciones rosarinas participen de este tipo de eventos. Trident se dio el gusto y estuvo a la altura de las circunstancias, gozando de gran aceptación por parte del público.

Hugo Brasesco y Nahuel Cengarle

Héctor Solano e Ismael Scapín

Abrieron con “El Herrero”, tema emblemático de su primer disco “De Fuego y Acero” (2002), que personalmente me provocó una gran emoción volver a escucharlo en un contexto tan diferente a los entrañables antros en los cuales conocí a Trident y comencé a transitar el maravilloso camino del under metalero. Siguieron canciones de sus últimos lanzamientos “Guerreros de Turno” (2006) y “Elric El Albino” (2009): “Mesías del Metal” fue entonado a dúo por el cantante principal Héctor “Chicholo” Solano y el tecladista Ismael Scapín, dueños de matices vocales diferentes que se complementan muy bien en vivo; “La única puta que paga” mantuvo la intensidad a fuerza de poderosas bases e hirientes melodías ejecutadas por las guitarras gemelas de Ernesto Cengarle y Hugo Brasesco, pero al promediar “Aliados de Nadie” debieron interrumpir el show por un par de minutos para corregir inconvenientes técnicos.

Ernesto Cengarle e Ismael Scapín


Retomaron con todo tocando “Sutiles Corsarios” y remataron con la épica “Leones y Hombres de Honor”, una de las canciones más festejadas por la audiencia. El cierre, fue con un cover de una de sus principales influencias: “Blood of my enemies”, de Manowar, cantado íntegramente por Scapín, a esta altura un componente fundamental en la formación de Trident.



35 minutos alcanzaron para que Trident demostrara su identidad forjada en el acero más puro y ganase de esta manera una nueva batalla, al compartir la arena junto a uno de los habitantes más valiosos del “Olimpo Metalero” como es Virgin Steele. ¡Hail Trident!

Pueden ver una crónica de la fecha y la galería de fotos completa (por Julián de la Reta) en Latin Metal


Paranoia

Paranoia salió a escena para arrasar con todo. Enrolados en un aguerrido heavy/speed metal a la usanza de la vieja escuela, con notable influencia de V8, la mayoría de su repertorio estuvo integrado por composiciones propias: “Imperio del Mal”, “Falsedad”, “Asesinos con ley”, “Justicia desigual” y “Luchar para existir”, agresivas canciones a las que Paranoia aportó actitud y credibilidad en vivo, destacándose la labor del cantante Enrique Costilla y los solos estridentes y veloces ejecutados por el guitarrista Gustavo Zárate.

Gustavo Zárate (foto por La Hora de los Condenados)

Enrique Costilla (foto: Latin Metal)

También tocaron un par de covers: “Holy Diver”, de Dio, adaptado a su estilo y “Deseando destruir de matar”, en una versión fiel al original de V8. Un detalle no menor: Paranoia viene batallando desde... 1983!!!


Montreal

El último acto soporte estuvo a cargo de Montreal, banda porteña de heavy metal clásico que viene peleándola desde 1993. Estos cuatro músicos tienen mucha experiencia acumulada sobre los escenarios y ya han participado de eventos importantes, como el año pasado cuando telonearon a Omen. Afortunadamente no tuvieron ningún tipo de inconvenientes con el sonido, por lo que pudimos disfrutar de temas como “No se banca” y “Entre el bien y el mal”, entre otros, éste último enganchado a un fragmento de “Heaven and Hell”, de Black Sabbath, adicionado a modo de homenaje a Ronnie James Dio.

Claudio Vattino

Gustavo Rubén

Montreal es una agrupación sólida con un estilo bien definido, cuyas influencias pueden rastrearse en bandas emblemáticas de los ‘80s y de los ‘70s. El vocalista Claudio Vattino logra el balance justo entre sobriedad y sentimiento a la hora de interpretar una canción, sin caer en exageraciones y dominando con criterio las emociones que transmiten los temas. Del mismo modo, el guitarrista Gustavo Rubén solamente toca “lo justo y necesario”, sin necesidad de caer en el cliché del “superviolero” o de ejecutar solos pirotécnicos. Completando la alineación, encontramos a la base rítmica de Feanor: Gustavo Acosta en bajo y Matías Pena en batería. A modo de adelanto, tocaron un tema que formará parte de su nueva producción discográfica, a llamarse “Adrenalina”. Aplausos para Montreal mientras el telón volvía a cerrarse, el momento tan esperado estaba por llegar.

Fabián de la Torre (foto: Latin Metal)

La gente en El Teatro de Flores (foto: Latin Metal)

A las 20:25, Fabián de la Torre dijo unas palabras previas a la presentación de Virgin Steele. El responsable del Metálica Zine fue el mentor y principal impulsor de este concierto (el año pasado hizo lo propio organizando la visita de Omen), que tuvo como premisa ante todo reivindicar al verdadero metal y a la hermandad que nos une a los aficionados a esta música. El telón se cerró y los metaleros que nos acercamos hasta el local de Flores y ocupamos la mitad de las instalaciones nos ubicamos frente al escenario, muchos invadidos por la ansiedad y expectativa que suele provocar el hecho de estar por presenciar un concierto histórico, de una auténtica banda de culto cuyo nombre está grabado a fuego en la historia del heavy metal mundial.

Virgin Steele en acción (foto por Silvana López)

David DeFeis (foto por Silvana López)

El telón se corrió y allí aparecieron los cuatro responsables de mantener viva a la leyenda: el eterno David DeFeis empuñando el micrófono, el genial Edward Pursino en guitarra líder, Frank “The Kraken” Gilchriest en batería y Joshua Block supliendo la labor del bajo con su guitarra rítmica de siete cuerdas (así es, Virgin Steele no presenta bajista en vivo). Por otro lado, los arreglos de teclado no son reproducidos en vivo, sino que aparecen sampleados cuando la composición lo requiere.



La euforia y la emoción se apodero de todos nosotros cuando sonaron himnos épicos y gloriosos como “Immortal I Stand (The birth of Adam)”, “Kingdom of the Fearless (The destruction of Troy)”, “Through the Ring of Fire” y “A Symphony of Steele”, piezas emblemáticas de la etapa iniciada con la saga de “The Marriage of Heaven & Hell”, en la cual Virgin Steele reafirmó su identidad dentro del epic metal y se permitió acentuar aspectos sinfónicos, dramáticos y operísticos en su música, reuniendo en su propuesta elementos que lo hacían inteligible con algunas pocas bandas de la corriente de power metal tan en boga en aquellos años, si bien Virgin Steele siempre conservó su impronta ochentera y se mantuvo ideológicamente firme en sus valores y convicciones, conservando orgullosamente su status de referente ineludible del true metal junto a otros iconos de distinta relevancia como Manowar, Manilla Road, Angus, Domine, Majesty (hoy llamados Metalforce) y los alemanes Wizard, entre muchos otros.

David DeFeis y Edward Pursino (foto por Luis Sarmiento Pozza)

Joshua Block (foto: Latin Metal)

“Noble Savage” (1986) fue el disco en el que Edward Pursino debutó como guitarrista de Virgin Steele, reemplazando al talentoso Jack Starr. Dicha placa es considerada un clásico tanto por los fanáticos de la banda como así también por todo conocedor del heavy metal ochentero. Cuando tocaron el tema que da título a ese álbum, la magia se hizo presente, el brillo en los ojos de quienes ya superan los 40 años de edad se mezclaba con la pasión indisimulable de los jóvenes que han adoptado como propia a esta música, unidos todos en un mismo coro, simbolizando esa hermandad que solamente el metal puede lograr de manera tan profunda. A esta altura del recital ya podíamos apreciar sobradamente que David DeFeis se encuentra en una gran forma, reproduciendo sin problemas los matices vocales que aplica a las canciones en estudio, con un manejo excepcional de los falsetes, dotando toda su performance de un sentimiento tal que llega a conmover. Pursino es un talentoso guitarrista que no oculta nada, se mueve, gesticula, se posesiona cuando toca sus solos, disfruta al máximo y eso se nota. Pero ninguna banda es lo suficientemente poderosa si no tiene un baterista descomunal a sus espaldas, y Virgin Steele lo tiene a Frank Gilchriest, dueño del típico golpe de doble bombo americano, que no da respiro cuando los pasajes musicales ganan en velocidad; teniendo en cuenta sus cualidades tras los parches, no es casualidad que también haya sido escogido por los legendarios Riot para grabar su último material de estudio “Army of One” (2006). Además, tanto Pursino como Gilchriest se lucieron al momento de hacer solos con sus instrumentos.

Pursino con la acústica (foto por Silvana López)

David "The Lion" DeFeis (foto por Silvana López)

Promediando el show, poco después de que levantáramos nuestros puños mientras sonaba “Defiance”, David DeFeis se quedó solo en el escenario junto a Edward Pursino, que empuñaba una guitarra acústica. Generando un clima intimista, ambos recrearon tres canciones en formato acústico: "Wings of Vengeance", la clásica balada “A Cry in the Night” y “Gate of Kings”. Toda una delicadeza y una muestra de versatilidad.

Frank Gilchriest (foto: Latin Metal)

Edward Pursino (foto: Latin Metal)

Nuevamente en el formato eléctrico, el tramo final del show de Virgin Steele contó con un sonido mejorado y mucho más balanceado, ya que al principio el volumen estaba demasiado fuerte y no permitía apreciar la cantidad de matices y arreglos que enriquecen la obra musical de Virgin Steele, que merece ser escuchada con la mayor claridad posible.
La gente que asistió al concierto no solamente llegó desde diversos puntos del país, sino que también muchos viajaron desde otras naciones de Sudamérica, ya que había fans de Brasil, Bolivia, Paraguay, Perú, Chile y Uruguay. Para que semejante viaje y esfuerzo valga la pena, Virgin Steele brindó más himnos épicos y memorables canciones como “Don’t say goodbye”, “The Wine of Violence”, “The Voice as Weapon”, “Dust for burning”, “Through Blood and Fire”, “The burning of Rome (cry for Pompeii)”, todas interpretadas con gran pasión por parte de los músicos, algo que fue retribuido por los fans no solamente con aplausos, sino también con los clásicos cantitos como el típico “ohhh, Virgin Steele, es un sentimiento, no puedo parar...”, sorprendiendo a la banda, que inclusive acompañó con sus instrumentos lo que la gente cantaba, en un ida y vuelta memorable ente el público y los artistas.

Virgin Steele con Gustavo Acosta (foto: Latin Metal)

Tras tocar ininterrumpidamente durante dos horas, se retiraron del escenario por un par de minutos, pero todos sabíamos que volverían para regalarnos algunos bises, y así fue. “Veni, Vidi, Vici” sonó majestuosa, como si nos atravesara un torrente de emociones que representa el coraje de un bravo ejército que avanza decidido a la batalla. Luego tocaron “On the Wings of the Night” y finalmente cerraron con “We Rule the Night”, el track que abre la placa “Noble Savage”, una composición dotada de la más pura esencia del heavy metal tradicional estadounidense o US Metal, ese sonido proveniente de las calles, que en una ciudad como Nueva York podía tomar infinidad de formas. En este último tema contaron con la participación del bajista de Montreal, Gustavo Acosta.

Virgin Steele se despide tras un show inolvidable (foto: Latin Metal)

Nada más podía pedírsele a estos cuatro auténticos caballeros del metal, durante dos horas y media nos demostraron que a pesar de los años y de los kilómetros recorridos, si hay pasión y dedicación genuina por la música, nada puede salir mal. El fuego sagrado, de ninguna manera puede extinguirse del corazón de estos héroes, dignos gladiadores de esta interminable batalla por el metal, hoy como ayer, humildes y honestos, siguen siendo los “guardianes de la llama”. ¡Hail Virgin Steele! ¡Muerte al falso metal!


*Todas las fotografías fueron tomadas de sitios oficiales de las bandas y los músicos, excepto las que se indica lo contrario

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