sábado, 4 de junio de 2011

Sacrario, Sin Piedad y Cimiento devastaron El Sótano


Rosario. Fecha del evento: viernes 22 de abril de 2011. Otro concierto internacional organizado por Ariel Vera de Asesinos de Mentes. Esta imponente edición del “Piranhius Demolition Thrash” estuvo encabezada por Sacrario, agrupación brasileña oriunda de Porto Alegre, formada en 1992 bajo el nombre Morbid y reformada en 2007 (se habían separado en el 2000). Sacrario cuenta entre sus filas con el baterista Éverson Krentz, quien ya había visitado Rosario en 2009, ocupando ese puesto en Distraught. La grilla se completó con agrupaciones locales y de la zona, algunas de ellas ostentando un gran nivel y asumiendo protagonismo en la fecha, a saber: Cimiento, Sin Piedad, Natural Damage y Abraxas.




Cuando ingresé al recinto, minutos antes de la medianoche, Abraxas ya había iniciado su set. Sin temor a equivocarme, me atrevo a decir que esta fue la mejor actuación en directo que me tocó presenciar de los cañadenses. Sólidos, potentes y muy ajustados, obtuvieron grandes resultados al enfocarse al máximo en su vertiente thrasher, echando mano a un sonido agresivo y machacante, sin descuidar las melodías ni los matices extremos.



Abraxas basó su repertorio en canciones propias como “El Abismo de la Muerte”, “Identidad”, “Reinado del Terror” y “Hunde tu Puñal (Resiste la Esclavitud)”, las cuales forman parte de su demo recientemente grabado. Además, hicieron los siguientes covers: “Ciegos del Mundo” (Malón), “Laid to Rest” (Lamb of God) y “Violent Revolution” (Kreator).





En segundo lugar, Natural Damage brindó un show en el que, si bien sonaron contundentes, quedó al descubierto la variedad de estilos que proponen, lo cual puede interpretarse, por ser una banda relativamente nueva, como una búsqueda hacia su identidad musical definitiva.
Tocaron temas propios y algunos covers, como “Toxicity” (System Of A Down) y “Refuse/Resist” (Sepultura).




A la 1:40, Sin Piedad se adueñaría del escenario, iniciando la trilogía de shows devastadores que cerraron el festival, un espectáculo no apto para posers.
Arremetieron con canciones propias, que seguramente integrarán su esperadísimo álbum debut, a saber: “Falsa Religión”, “Destierro”, “Muerto en Vida”, “Traficantes de Dolor”, “Blanca Esclavitud”, “Rencor Marginal” y “Agoniza”. El cover que ejecutaron en esta ocasión fue “People of the Lie”, de Kreator.




A riesgo de ser repetitivo, debo afirmar que Sin Piedad sigue siendo actualmente una de las mejores bandas de la escena. Su thrash/death es ejecutado con precisión y actitud, pero no se quedan solamente en eso: si bien uno puede rastrear sus influencias principales, Sin Piedad posee un sonido propio y característico. Simplemente son ellos mismos y con eso les basta para destrozarnos la cavidad craneana.




Desde San Nicolás llegó Cimiento, quienes brindaron una efectiva y demoledora performance. Lo suyo es un poderoso thrash metal con algún que otro matiz death (con marcada influencia de la escuela thrasher alemana), a través del cual demuestran personalidad y talento.
Sonaron precisos, ajustados y contundentes, ejecutando composiciones propias, como “Thor’s Wrath”, más un par de covers que hicieron sacudir nuestras melenas a más no poder: “Enemy of God” (Kreator) y “Raining Blood” (Slayer).




Sería injusto mencionar a un integrante por encima de otro, justamente debido a lo compacto que sonó Cimiento esa noche. Tanto la dupla de guitarristas conformada por Juan Manuel Medina Taleb y Daniel Fernández, la base rítmica integrada por Diego Beron en batería y Natalio “Kui” Guzmán en bajo, más el frontman Carlos Becerro, demostraron estar en perfecta sincronía a la hora de patear cabezas.
Cimiento es una de las bandas con mayor proyección de la escena, merecen todo el apoyo de las huestes deathrashers.




Minutos después de las 4:00 hs., Sacrario salía a escena para thrashear un buen rato. La agrupación oriunda de Porto Alegre visitaba por primera vez nuestro país en el marco de una gira de cuatro fechas que los llevó a tocar en las ciudades de La Plata, Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
Sacrario descargó durante una hora una potente dosis de corrosivo thrash metal orientado hacia la vieja escuela, acusando influencias de Sodom, Kreator, Destruction, Slayer y Vader, agregándole ese toque tan propio que poseen varias bandas brasileñas.




Ejecutaron temas propios pertenecientes a sus dos full-length editados hasta el momento: “Catastrophic Eyes” (2007) y “Stigma of Delusion” (2010); algunas de las canciones escogidas fueron: “Reborn in Chaos”, “Stigma of Delusion”, “Infernal Paranoia”, “Empire Of Lies”, etc.
Además, Sacrario se dio el gusto de tocar un par de covers: primero “Postmortem” de Slayer, y en segundo lugar un tema de sus compatriotas Sepultura: “Desperate Cry”.




En cuanto al desempeño de los músicos, si bien cada uno de los integrantes de Sacrario posee el talento y la competencia para tocar este estilo con personalidad, se destaca enormemente la figura del baterista Éverson Krentz, que impacta con el poder de cada uno de los golpes que le proporciona a su instrumento, es un show aparte observarlo tocar.
Por último, un “dato de color”: el frontman Fabio Webber (guitarra y voz) lució durante un tramo del show la camiseta de la selección argentina de fútbol, mostrándose muy contento y agradecido para con el público metalero de nuestro país.


Entre aplausos, los muchachos de Sacrario dejaron las tablas. Acabábamos de ver un concierto memorable, uno de esos lujos que cada tanto nos damos quienes gustamos del buen metal.

A modo de conclusión, me gustaría destacar un aspecto que considero relevante: más allá de la competitividad de Sacrario y su condición de banda internacional, hoy por hoy podemos decir que en nuestra escena no estamos tan lejos de ese nivel, al menos en lo que respecta a la esencia artística y calidad sonora. Cuando digo “nuestra escena”, no me refiero a la escena argentina en general, sino que me estoy centrando puntualmente en la que elegí llamar (a la espera de una denominación mejor) “Escena Metalera del Curso Inferior de la Cuenca del Paraná”, que nuclea a varias localidades de la zona, con Rosario y San Nicolás como dos de sus epicentros. Entonces, al señalar esto, quiero indicar también que ni Sin Piedad ni Cimiento tienen demasiado que envidiarle a sus pares brasileños, es más, yo diría que están prácticamente al mismo nivel. Por supuesto, el hecho de compartir escenario con bandas de los puntos más diversos de nuestro país y de Sudamérica solamente puede redundar en un fortalecimiento de la escena en todo sentido, así que ojalá este tipo de eventos perduren y se acentúen.
Aunque el público no siempre termina de acompañar ni de tomar conciencia de la grandeza incipiente de esta movida, soy optimista al decir que esto está condenado a engrandercerse y a explotar tarde o temprano. Para que esto finalmente suceda, los verdaderos metaleros deben dar el presente y torcer los augurios negativos, agitando su puño en las alturas, clamando por la victoria que ellos mismos conseguirán, convirtiéndose en el público de las bandas de sus tierras. Muchos se han hecho eco del llamado, y permanecen firmes en pie de guerra. Pero los necesitamos a todos. Metal o muerte!


*Todas las fotografías que ilustran esta nota (a excepción de las de Abraxas) fueron tomadas por Victoria Panozzo, fotógrafa oficial de Corcel de Acero.

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