martes, 23 de agosto de 2011

Crisis en Winter: cuando el metal sofoca las débiles mentes represoras


Rosario. Fecha del evento: viernes 27 de mayo de 2011. La fresca noche otoñal se prestaba para vivir un concierto de metal en un pequeño bar, en cercanía con la banda. Crisis era la banda y Winter era ese pequeño bar, un local céntrico ubicado por la calle San Lorenzo. Por motivos extramusicales, la jornada no fue la ideal. Debajo, la crónica.





A las 22:40, Crisis entraba en acción. Abriendo un evento que contaba con un par de bandas más de otros estilos, los chicos de Villa Gobernador Gálvez proponían una fuerte descarga de thrash metal ochentero a su entusiasta público (conformado por lo menos por las tres cuartas partes de los asistentes).
Todo parecía transcurrir normalmente al principio, con Crisis tocando temas propios como “Martillo de Metal” e interpretando “The Four Horsemen” de Metallica. La imagen, la actitud de la banda, tocando a nivel del piso (ya que no había escenario), me transportaba a esos conciertos de principios de los ‘80s, o al menos se veían muy similares a los recitales de bandas actuales que uno puede ver por internet, como las nuevas bandas canadienses de heavy metal tradicional que tocan en pequeños bares para un puñado de fanáticos.




Pero la naturalidad, frescura y pureza del show prontamente se vieron alteradas cuando, a partir del tercer tema, los responsables del lugar empezaron a apurar a los chicos de Crisis para que terminen de tocar. Eso no era todo, sino que a los pibes que estaban haciendo headbanging y habían esbozado un pequeño pogo, les pusieron freno mandándoles a los patovicas para jetonearlos.
Creí que estas cosas ya no pasaban en Rosario, pero mi bronca y estupor se incrementaron cuando el encargado del bar ubicado detrás de la barra, sin importarle que todo el público lo escuchara, le exigió a la banda que cese su performance, aduciendo quejas de los vecinos.




Los jóvenes músicos de Crisis demostraron tener los huevos bien puestos e intentaron concluir su show, tocando corrosivas canciones como “Maten al Líder” y llegando a redondear media hora de presentación, aún cuando intentaron detenerlos de prepo poniéndoles la música del bar a un volumen considerable. Crisis fue despedido entre aplausos por su gente, que masticaba bronca, frustración e indignación.


Si bien ya la hice en ese momento, este hecho merece una reflexión. En primer lugar: ¿para qué carajo habilitan un bar para tocar música en vivo si la misma trae como consecuencia las (supuestas) quejas de los vecinos? Eso sí, la música que programaba el bar sonaba más fuerte que la banda. En segundo lugar: ¿el organizador no sabía que estaba llevando a tocar una banda de thrash metal? No lo creo.
Lo que realmente sucedió fue un acto de cobardía conservadora, típico de un amplio sector de esta sociedad que se la da de progre, abierta y "multicultural" pero que en esencia no es más que una masa careta e ignorante, que no concibe lo diferente, lo cual llevado al ámbito musical se traduce en un rechazo absoluto hacia lo pesado, distorsionado y crudamente rebelde.



Fui ingenuo, creí que el futuro ya había llegado a una ciudad como Rosario. Creí que situaciones vergonzosas como éstas eran cosa de otros tiempos, que el prejuicio ya estaba superado en estos pagos. Pero no es así. Lo diré de manera clara: se trató esencialmente de un acto de discriminación, ya que lo que quedó en evidencia es que no concebían ni aceptaban lo que los otros eran. Esta gente no concibe que haya bandas como Crisis, ni personas que disfruten de esta música como nosotros. Probablemente en su mente creyeron que éramos una horda salvaje que les iba a destrozar el lugar, como si fuéramos personajes salidos de Mad Max (película que nunca vieron y jamás podrían entender). Pero los que allí estaban eran en su mayoría adolescentes que iban a ver a la banda de sus amigos, jóvenes muchachos apasionados por la música que querían pasar un buen momento con su gente, que no molestaron a nadie, que estaban a gusto allí. No eran potenciales delincuentes ni agitadores, no había necesidad de apretarlos así, como si realmente fueran quilomberos.
Podría seguir vomitando odio, pero prefiero concluir esta nota felicitando a Crisis por su show y su genuina actitud, tienen mucho futuro y ojalá permanezcan con esta convicción por mucho tiempo. Por otro lado, felicito al público metalero, tanto jóvenes como adultos demostraron que más allá de la bronca del momento, no somos lo que la gilada cree que somos.



La lucha por el metal nunca termina, las trabas nos hacen más fuertes, las forreadas que nos comemos por ser como somos nos reafirman en nuestra identidad, no queremos parecernos al resto, no tenemos por qué aceptar lo que nos imponen, amamos la libertad por encima de todo. Por eso, a pesar del mal momento, esa noche me fui caminando con la frente en alto, absolutamente orgulloso de ser metalero.


*Todas las imágenes que ilustran la nota fueron obtenidas de sitios oficiales de la banda y de sus músicos.

1 comentario:

  1. FUI TESTIGO,FUE DOLOROSO IRME DE AHI,SINTIENDO DESPRECIO ,IMPOTENCIA POR SEMEJANTE ACTO DE DISCRIMINACION.LOS HAGO RESPONSABLE AL ORGANIZADOR Y AL DUEÑO DEL BAR POR HABERNOS HECHO PASAR UN DESAGRADABLE MOMENTO A JOVENES Y ADULTOS QUE ALLI ESTUVIMOS.AGUANTEN LAS BANDAS ,AGUANTE EL METAL!!!!!GRACIAS PABLO,ESTE INFORME ES JUSTO Y NECESARIO!!!!!

    ResponderEliminar