sábado, 27 de febrero de 2010

Cosquín Rock (día 2): Reinará la Tempestad

San Roque. Fecha del evento: sábado 13 de febrero de 2010. Segunda jornada del festival de rock más importante del país. Era el día del metal y había una enorme expectativa por ver a las bandas más importantes del país como Almafuerte y Horcas junto a grandes exponentes sudamericanos como los colombianos Masacre y los brasileños Sepultura. ¿Semejantes nombres confinados a un escenario temático en lugar de estar en el principal? Sí, así fue, pero eso ya es parte de otra discusión.



El temporal que se levantó sobre las sierras cordobesas obligó a suspender el escenario de reggae y a demorar el inicio del escenario metalero. Así que me arrimé al escenario principal a ver la presentación de Ricardo Soulé y sus músicos en formato de trío. Allí el ex guitarrista de Vox Dei, muy bien conservado y luciendo nuevamente el pelo largo, ofreció algunos temas de su repertorio solista (en los cuales ejecutaba el violín) junto a clásicos de su banda original, quienes curiosamente tocarían un rato más tarde sobre esas mismas tablas.



Fue un verdadero placer escuchar en vivo las canciones “Gata de Noche” y “Jeremías Pies de Plomo”. Muchos veteranos rockeros e inclusive algunos metaleros aplaudieron y sacudieron sus cabezas al ritmo de las pesadas bases de “Génesis” y con el inicio de “Las Guerras”, joyas setenteras incluidas en “La Biblia”, que en algunos de sus pasajes pueden ser consideradas proto-metal, teniendo en cuenta la época y la estructura musical de las canciones. Soulé seguía mostrando su maestría a diferentes generaciones y mientras de fondo sonaba “Ritmo y Blues con Armónica”, volví a caminar hacia el otro extremo del imponente predio, porque ahora sí, la acción estaba por comenzar en el “Escenario Heavy”.



Aproximadamente a las 17:30, Imperio iniciaba la larga seguidilla de grupos y desataba el primer pogo de la tarde. Tan solo cuatro temas pudo ejecutar la banda encabezada por Christian Bertoncelli, todos de su disco “Paz en la Tormenta”: “Maleficio”, “El Inmortal”, “Eres” y el propio “Paz en la Tormenta”, sonando muy prolijos y con total nitidez.




La gente festejó y cantó cada canción de esta emblemática banda de power metal que supo tener su momento de gloria entre finales de los ‘90s y principios de 2000 y que tras su reunión mantiene su status de importancia dentro de la escena nacional. Aplausos para Imperio por parte de un público que pedía más.



Ocupando el segundo lugar de la grilla encontrábamos a Lucas Yaksic Band, ganadores del “pre-Cosquín” de Chile. Este es un conjunto liderado por el guitarrista Lucas Yaksic, ex integrante de los trasandinos Dogma. LYB ofreció un set íntegramente instrumental, con el virtuosismo de Yaksic como protagonista mientras el resto de la banda (bajo, batería y teclado) lo acompañaba con bases que oscilaban entre el speed/thrash y lo progresivo. Interesante lo de los chilenos, respetuosamente escuchados por el público argentino. Ojalá en próximas ediciones vuelvan a convocar a bandas metaleras de las muchas buenas y legendarias que tiene el país vecino.



Llegó el turno para el crédito local, los cordobeses Hammer, reunidos el año pasado tras una prolongada separación. Realmente tenía muchas expectativas por ver a esta banda, que tuvo su mejor momento en los ‘90s, cuando editaron el disco “A New Damage” (1995) y recorrieron escenarios de nuestro país y del exterior, con un sonido fuertemente influenciado por Pantera.



Debo admitir que dichas expectativas fueron superadas y que no tengo dudas en afirmar que Hammer es la mejor banda de groove metal que ha dado la Argentina. La espontaneidad, la potencia y la calidad que mostraron en directo los ubica como una de las mejores agrupaciones del festival. La gente respondió haciendo pogo y aplaudiendo cada uno de los temas que Hammer iba descargando con furia y pasión, muchos de su disco previamente citado (todos en inglés, entre ellos "Obnoxious World") y un tema nuevo cantado en castellano llamado “Energía”.



En cuanto a la performance de Hammer, merecen destacarse el carisma y el buen humor del guitarrista/vocalista Gerardo Funes y los pesados riffs del otro violero Guillermo Cienfuegos, quienes sumados a la demoledora base rítmica, conformada por Ismael Bernabei y Ariel Ferreyra, dieron un show para el recuerdo. “Somos una banda vieja que nunca la pegamos” bromeó Funes al principio del concierto. Sin embargo, Hammer tiene todo para pegarla otra vez y partirle el cráneo a muchos.




Mientras Vox Dei revalidaba su leyenda en el escenario principal, Mastifal se disponía a arrasar en el temático. Ya son habitués en este festival, por eso se notaba que disfrutaban con soltura mientras tocaban composiciones propias como “Tiempos Violentos”, “Culto Vacío Radical”, “Síndrome de Supremacía”, “Más Allá de la Razón” y “En las Entrañas del Apocalipsis”, además de presentar un track de su próximo álbum “Intermundia”, con fecha de edición para el 15 de mayo.



Simplemente, Mastifal no defrauda y da lo que uno espera de ellos: bases precisas, rápidas y contundentes, solos de guitarra muy elaborados, vocalizaciones extremas, etc. El metal reinaba en San Roque.





La noche comenzaba a caer y las nubes seguían obstruyendo el cielo. Lethal salía a escena y a pesar de sufrir algunos desajustes y problemas sonoros, sacaban adelante un digno show con un puñado de clásicos de su discografía, como “Rompe el Silencio”, “Resaca”, “Mike Tyson” y “Maza”.




Una vez más, además del carisma y oficio de Tito García, pudimos apreciar el enorme talento de Eddie Walker, bajista virtuoso del metal nacional. Aprovecharon la ocasión para presentar un tema nuevo titulado “Fantasmas de Ciudad”, con una letra de contenido social que narra la problemática de los chicos de la calle adictos al paco. Lo de Lethal fue algo breve, pero sigue siendo algo muy bueno para la escena argentina poder contar con ellos en eventos de esta magnitud. Sin duda ocupan un lugar importante en la historia y tienen ganado su espacio.





Con entusiasmo y muy buena respuesta de la gente, Tren Loco inició su actuación con “Tierra Negra”, seguida de “Pueblo Motoquero”, “Venas de Acero” y “Fuera de la Ley”, ésta última con Wata de Matan S.A. como vocalista invitado, ofreciendo su aporte death en el estribillo.




Venían sonando correctamente, dando un buen show, que ni siquiera el mal tiempo pudo opacar. Porque justamente a Tren Loco le tocó soportar una torrencial lluvia con fuerte viento, circunstancia que no los achicó para nada. Todos los metaleros permanecimos firmes soportando el diluvio, festejando con euforia cada rayo que caía, cual vikingos aclamando a Thor (el mismísimo “dios del trueno” en la mitología nórdica). Así, “Tempestades” fue el cierre más oportuno, con el espectáculo natural de la tormenta como fondo mientras sobre las tablas Tren Loco ejecutaba uno de sus mayores clásicos y se despedía de sus fans.




Tras esperar algunos minutos, Masacre daría inicio a lo que sería un concierto memorable. Con una presencia avasallante, vistiendo una remera de su proyecto paralelo Morbid Macabre, el vocalista Alex “Trapeator” Okendo saludó a la multitud y junto a sus compañeros dio comienzo a la verdadera masacre, la que se desprende de sus composiciones, el más puro death metal de tierras colombianas.




Las referencias a Colombia y a su situación política y social fueron expuestas en más de una canción por Alex Okendo, como cuando presentó “Éxodo” y después de explicar la dramática situación de los campesinos de su nación, exclamó furioso “¿sabes lo que se siente que eso pase en tu país?”, arrojó el pie del micrófono y comenzó a cantar. Alex Okendo resulta creíble en sus palabras y en el odio que transmite, su enojo es genuino y eso el público que entiende el estilo lo percibe. Los músicos que lo acompañan no se quedan atrás, tanto la demoledora base rítmica compuesta por Álvaro Álvarez en bajo y Mauricio Reyes en batería, como el guitarrista Jorge Londoño, infalible en los riffs y en los solos.




Para quienes todavía no los conocen, el death metal de Masacre está enfocado de lleno en la vieja escuela, sin concesiones de ningún tipo, muy en la línea de Morbid Angel potenciada con esa visceralidad característica de la escena sudamericana. Así lo conciben desde hace 22 años y no piensan cambiar. Fue estremecedor cuando tocaron mazazos como “Cortejo Fúnebre”, “Brutales Masacres”, etc. Daba bronca que algunos giles que no entendían la propuesta de Masacre se la tomaran para la joda en lugar de escuchar respetuosamente como otros. Después de afirmar con gestos y palabras su lealtad al death metal, “la música a la que le hemos dedicado nuestras putas vidas”, los de Medellín arremetieron con “Death Metal Forever”, el momento cumbre de su presentación. Alex supo captar la sensación de sus seguidores ante la ignorancia de otros e invitó a que se sumen a cantar el estribillo de este tema, gritándolo bien fuerte con odio, causa a la que también adherí. Masacre culminaba así su participación en el Cosquín Rock, dejando bien alto la bandera del death metal. Un verdadero orgullo sudamericano.




Una vez más, Horcas pisó fuerte en las sierras. Con Walter Meza en llamas arengando constantemente como de costumbre, el quinteto demostró que a esta altura tocar para multitudes le sienta a la perfección. Empezaron con temas de su más reciente disco “Reviviendo Huestes” como “Nacer Morir” y “Familia”, a los cuales les fueron agregando clásicos y canciones más actuales, sonando “Fuego”, “Argentina, Tus Hijos”, “Esperanza”, “El Agite”, “Vencer” (recordando a Osvaldo Civile y a Pappo), “Asesinos”, etc.



Lo de Horcas fue contundente y compacto en todo momento, con las guitarras de Gabriel Lis y Sebastián Coria bien al frente, ayudados por un muy buen sonido. Meza interactuó mucho con la gente y festejó la vigencia del heavy metal argentino en este tipo de eventos, además de reclamar a la organización que para la próxima vez ubiquen a la grilla metalera en el escenario principal.



El cierre fue a puro pogo ante la fuerza que bajaba desde el tablado. Horcas primero se auto homenajeó con “Solución Suicida” y luego reconoció la herencia de V8 interpretando “Destrucción”. Aplausos y ovación. Horcas ya es una banda enorme y nada hace suponer que vaya a dejar ese lugar.



Logos reclamó su lugar y lo obtuvo. Superados los problemas de cartel que la alejaron del Cosquín Rock 2009, la banda de Alberto Zamarbide y Miguel Roldán ofreció un sobrio y enérgico show, incorporando al repertorio composiciones de todos sus discos, como “Darse Cuenta”, “Marginado”, “No te rindas”, “Ven a la Eternidad”, “Como Relámpago en la Oscuridad” (ideal para esa noche), “Arden en el Cielo”, “Muerte sin Gloria”, etc.


Nuevamente es digna de destacar la labor de Miguel Roldán y sus precisos solos de guitarra, así como también la solidez y coordinación de la base rítmica Ponce/Scasso. El Beto Zamarbide, por su parte, se mostró sereno y comunicativo con la gente. Para cerrar su actuación Logos eligió “A Través de los Tiempos”, temazo de V8 que desató la euforia entre gran parte de la muchedumbre metalera. Ahora sí, se venían las agrupaciones que más público convocaron en este escenario.




Tras el chequeo de los equipos e instrumentos por parte de los plomos, a la medianoche Sepultura regresaba al Cosquín Rock, cinco años después de la descollante actuación de enero de 2005. Ya no tiene entre sus filas a ninguno de los dos hermanos Cavalera, pero eso es un asunto superado tanto para sus incondicionales fans como para la agrupación de Belo Horizonte. Abocados todavía a la presentación de “A-Lex” (2009), disco conceptual basado en el libro y posterior película “A Clockwork Orange” (“La Naranja Mecánica”), luego de una intro abrieron con “Moloko Mesto”, tal cual empieza su última placa. La euforia se apoderó de muchos y no era para menos, ya que Sepultura sonaba demoledor, cimentado sobre el bajo ultra grave de Paulo “Destructor” Xisto Pinto Jr., la contundente labor en batería de Jean Turrer Dolabella (quien cumple aceptablemente con la difícil tarea de reemplazar a Igor Cavalera) y las pesadísimas bases y riffs disparados por la guitarra de Andreas Rudolf Kisser, torbellino auditivo sobre el cual el gigante afroamericano Derrick Leon Green impuso su voz.



Pero no se trataba de una presentación de canciones actuales de Sepultura nomás. Los clásicos llegaron enseguida, resultando imposible no entusiasmarse y sacudir la cabeza con himnos como “Refuse/Resist”, “Slave New World” y “Dead Embryonic Cells”. Derrick Green interpreta estos temas correctamente, aunque alguno podría reprocharle que simplemente cumpla sin apropiarse en un 100 % de los mismos, ya que puede percibirse una pérdida de la visceralidad e incluso del odio que transmitía Max Cavalera en cada canción, característica heredada de la escena thrash/death/black brasileña de la cual formó parte (y de la influencia hardcore/crossover de Ratos de Porão). Es comprensible en parte, ya que Green es estadounidense y se radicó en Brasil a fines de los '90s cuando ingresó a Sepultura.



Lo que al moreno no se le puede discutir es la actitud y la presencia en escena, ya que además de sobresalir por su imponente tamaño, se mueve con soltura, sigue el ritmo de la música moviendo su boca, arenga a la gente y en las canciones que fueron grabadas originalmente por él, da una muestra acabada de sus cualidades, como cuando hicieron “Bullet the Blue Sky” (que en realidad es un cover de U2) y “Sepulnation”. A Green le sobra aire para cantar y emitir guturales alaridos: en un momento se lo pudo ver dando un fortísimo grito al final de un tema que se siguió escuchando cuando retiró el micrófono de su boca y quedó parado desafiante de cara al público.



Los temas que colocaron a Sepultura en el mapa del metal mundial siguieron sucediéndose promediando el show: “Territory”, "Inner Self", “Attitude” y el rápido “Arise” provocaron la euforia de la “tribu sepulturera”. Por otro lado, “Troops of Doom” nos remontaba a los oscuros y extremos años ‘80s, al primer LP “Morbid Visions” (1986), a un Sepultura crudo, enfermo y satánico. Andreas Kisser nos transporta a esas épocas solamente con apreciar sus movimientos, ya que toca haciendo headbanging con el mismo entusiasmo que en los inicios de su carrera, manteniendo viva dentro de sí la esencia pura del thrash sudamericano. Kisser es el engranaje principal de esa gran maquinaria llamada Sepultura, y eso se nota.
De muy buen humor, los músicos también se permitieron momentos de distensión como cuando entonaron una música típica del carnaval brasileño y después con Andreas Kisser alentando a la gente, compartiendo con ellos el cantito futbolero que dice “ohh, Sepultura, es un sentimiento, no puedo parar...”.



Llegó el momento de la despedida. Derrick Green dijo “esto foi Sepultura do Brasil” y “Roots Bloody Roots” desencadenó el último gran pogo que los fans le regalaron al cuarteto mineiro. Ovación y merecidos aplausos para Sepultura, una leyenda que a pesar de múltiples cambios, sigue siendo la banda de metal más grande de Sudamérica y una de las más importantes a nivel mundial. Los “Embajadores del Tercer Mundo” habían dejado nuevamente su huella en Córdoba.



Clausurando la jornada en este escenario, se presentó la banda más convocante de la música pesada en la Argentina. Nada más y nada menos que Almafuerte tuvo el privilegio y la responsabilidad de tocar al final, compromiso que no les pesó en absoluto. Llevo varios años viendo a Almafuerte en vivo, pero de todos los conciertos que presencié, en ninguno tuvieron tan buen sonido como en esta presentación. Ricardo Iorio, de buen humor, sin motivos para quejarse por fallas sonoras, puso todo su empeño junto a sus compañeros de ruta para brindar un buen show, hecho que se vio consumado.



Con mucha presencia en el setlist de material reciente, intercalado por algunos clásicos, los muchachos que se amontonaban frente al escenario saltaron, cantaron, poguearon y elevaron sus puños con canciones como “Debes saberlo”, “Pensando en llegar”, “Donde está mi Corazón”, “Patria al hombro”, “La Máquina de Picar Carne” (con Iorio bromeando haciendo pasos de reggaeton), etc.



Claudio Marciello es el otro gran protagonista de Almafuerte, brillando con sus solos y arreglos de guitarra que incursionan en el hard rock y el folklore argentino. Pero también la base rítmica cumple y con un sonido impecable como el de ese lluvioso sábado, Bin Valencia y Beto Ceriotti pudieron demostrar sin problemas lo que saben.
El cansancio se hacía sentir, pero por suerte Almafuerte nos retribuía el aguante con un entretenido espectáculo conformado por temas como “Convide Rutero”, “Homenaje”, “Triunfo”, “Si me estás buscando”, “A Vos Amigo”, “1999”, “Almafuerte” y el festejadísimo “Toro y Pampa”



Iorio aprovechó los últimos minutos sobre las tablas primero para reconocer a Rubén Basoalto (quien se encontraba observando el show) y por extensión a Vox Dei como sus maestros (“de ellos aprendimos”), y ya sobre el final pidió un aplauso para “los compañeros de trabajo que tocaron antes”. Punto final para la noche del metal y la lluvia.

Esta décima edición del Cosquín Rock, sexta con el “Escenario Heavy” incorporado, dejó un par de aspectos significativos para analizar y tener en cuenta:

- Según estimaciones publicadas por otros medios, de las 20 mil personas que asistieron ese día al predio, más de 10 mil terminaron congregándose frente el escenario metalero. Si hay tanta gente para un escenario “secundario”, ¿no es hora ya de otorgarle el status que se merece al movimiento y que todas las bandas de metal toquen en el escenario principal una jornada completa? Y subiendo la apuesta: ¿es descabellado a esta altura pensar en un “Cosquín Metal” o algún mega evento similar que aglutine a bandas de este género? Reforzando la grilla con una o dos bandas más de renombre internacional, podríamos no estar tan lejos de tener en nuestro país un gran festival metálico al aire libre como acostumbran celebrarse en Europa todos los veranos.
- Aunque en un principio se mencionaron nombres muy importantes como Megadeth, Manowar, Dio y Fear Factory para encabezar el escenario metalero, por distintas razones ninguno de estos grupos llegó a confirmarse para el festival, quedando conformada una grilla netamente sudamericana, con presencias extranjeras muy importantes como Sepultura y Masacre. Esto no es precisamente algo malo, sino todo lo contrario. Podría gestarse en esta instancia un lugar de unión para una escena sudamericana que nunca terminó de consolidarse definitivamente, pero que cuenta con bandas excelentes (e influyentes) en toda la región. Otro punto atractivo a tener en cuenta por organizadores y productores.


* Todas las imágenes fueron obtenidas de sitios oficiales de bandas y músicos, Rock & Pop In Concert y Rolling Stone Argentina.

2 comentarios:

  1. un muy buen resumen de lo q fue esta fiesta del metal,,,, como terminé,,, hecho bolsa,,, te faltó un temaso q toco sepultura,, " inner self" y enterito lo hicieron ,,, y el olé , olé sepultura,, lo agite yo ahi adelante jejejeje,,, justo un rato antes de q salga andreas,, no podia faltar jajaj,,, una maza pablo,,, KINO

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  2. Gracias por comentar Kino, ahí agregué "Inner Self" que se me había olvidado y sonó mortal. La verdad que fue una fiesta de metal, una cumbre de metal sudamericano. Ya es hora de un festival metalero grande en Argentina! Nos vemos Kino, un abrazo!

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